domingo, 12 de abril de 2020

Ayin. Parte I

El ojo (ayin en hebreo) es el Creador, el Demonio que conecta Mercurio con el Sol dentro de nuestro Universo.

Cuando el observador sintonice su alma con el reflejo de sus ojos dejará de ser observador y será observado. De esta manera se unen pasado, presente y futuro.





Introducción para los dudosos: escribo este texto como una superación del absurdo aparente de este mundo, y sin perder la perspectiva de que la mente es fractal y por tanto ese absurdo está destinado (es decir: estuvo en el pasado, está en el presente y estará en el futuro) a repetirse siempre que las mismas condiciones que lo propician vuelven a darse. Este texto está fundamentado en esas bases que compartimos todos aquellos que vivimos en este mundo (todos aquellos que tenemos una mente).

El mundo físico está compuesto en su totalidad de efectos o experiencias. Las causas que provocan estos efectos pertenecen al pasado, es decir viven en el recuerdo: no forman parte del mundo físico.


Busco aquí analizar las condiciones o causas de este mundo físico y comprender así de manera teórica el sistema dentro del cual dialogan las causas que dan a luz esta realidad que compartimos tú y yo, lector. Utilizo pues aquí la misma herramienta que utiliza la ciencia: la inducción o análisis de las consecuencias para llegar a través de ellas a las causas que las propician. Para un no iniciado será útil visualizar que este momento presente tiene conexión causal con el pasado debido a que vivimos dentro de un sistema de maquinarias ocultas que permiten y organizan el paso de un momento a otro, esto es también llamado devenir. Es decir: todo tiene una causa, si estás leyendo esto es porque algo te ha traído aquí (¡digo esto sin ninguna pretensión!). Por ejemplo, aplicando esto a la realidad física comprendemos que hay un sistema que recibe causas y emite resultados previsibles en mayor o menor medida. Por ejemplo, siempre que calientes agua hasta que llegue a 100º centígrados ésta comenzará a hervir. Por tanto podemos decir que hay unas Leyes ocultas (en tanto que no pueden experimentarse de manera directa, pues son precisamente esas Leyes las que permiten la experiencia. ¿por qué el agua hierve siempre a 100º?) que son los engranajes del sistema complejo de la Realidad. De la misma manera que la Luna provoca la subida y bajada de las mareas sin estar ella presente de manera explícita en la marea.

Paso ahora a redactar mi interpretación del nacimiento de la consciencia humana basándome en mi opinión y en la tradición de la cábala Luriana.




Primera parte

Un Creador tiene contacto directo o indirecto con su Creación. Es decir, algo relaciona al Creador y a su Creación. Tomando al Universo o a nuestra Mente como la Creación (más adelante se justificará esto) está claro que lo Absoluto no puede ser su creador directo, porque el Absoluto, al ser todas las cosas que son y no son al mismo tiempo no deja espacio a la Consciencia para ser dentro del Absoluto. Necesitamos un intermediario que nos separe del Todo. El Absoluto creó al Creador, o mejor dicho, el Absoluto permitió al Creador. Para ello fue necesario un espacio donde el Creador existiese, pero la Luz (o emanación del Absoluto) llenaba todo y no había espacio posible para crear nada.

Sólo desde este lugar físico en el que nos encontramos ahora tú y yo podemos ver que fue necesario un ocultamiento de la Luz que permitiese el espacio para que algo existiese, es decir: un espacio de oscuridad que permitiese DAR A LUZ. Que permitiese la fractalización del Absoluto. Es decir que permitiese que lo que una vez fue vuelva a ser ahora y pueda volver a ser en el futuro. Este Ocultamiento de la Luz no es otra cosa que el Obsevador: el Ojo del Absoluto que Todo lo ve.


En el Absoluto se dan todas las posibilidades, y por tanto hay allí la posibilidad de un Observador. Cuando el Observador vio al Absoluto tuvo noción de algo externo a sí mismo. Algo que no era Observador sino Observado, y no supo quién había creado a quién: quién fue primero (pues Tiempo es la palabra con que el Observador llama el paso de una cosa a otra, y el tiempo comenzó a existir con el Ojo, y antes del Ojo no había nada (es decir, Todo se daba al mismo tiempo)). Fue entonces el Ojo la primera consciencia consciente de sí misma, fue esta la primera vez en que hubo diferencia entre Observador y Observado. El ojo vio entonces al Absoluto, y en Él se vio a sí mismo. Y cuando el Ojo se vio a sí mismo devolviéndose la mirada vio que cuando un espejo mira a otro espejo se genera un reflejo infinito, y ese reflejo era para el Ojo un espacio nuevo en el que el Absoluto aún no había entrado (error, quien no había entrado era el Ojo). Así que se adentró en ese pozo infinito y, siendo el Ojo parte del absoluto, emanó Luz que llenó ese pozo vacío a medida que lo observaba. En ese momento comenzó una Guerra.
















Borradores

Perspectiva causal: El Absoluto innombrable fue mirado por Adam Kadmon o Samael Prime. Esto dio lugar al Tzimtzum.

Perspectiva acausal: estoy escribiendo que El absoluto innombrable constriñó su luz en un punto donde el infinito NO está. Ese punto existe sólo porque el Logos actual así lo requiere pues el Tzimtzum no existe en el absoluto ya que el absoluto innombrable sólo deja de ser sí mismo en el momento en que un observador le observa desde el estadio involucionado necesario para que el Logos necesite del Tzimtzum. El observador es tal en tanto que no es consciente de que lo que su ojo muestra es un reflejo, el espejo que refleja ha de atravesarse para alcanzar el pasado del Logos actual. La confusión del Ojo viene de una cosmovisión cronológica en que las cosas cambian de un lugar en el tiempo a otro. Pues si el observador sintoniza su alma con el reflejo de sus ojos dejará de ser observador y será observado.

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